Esta sección siempre suele darnos sorpresas, pero hemos de admitir que nos generaba mucha curiosidad qué tres portadas de discos escogería Pantanito (nombre artístico de José A. Bejarano). Ese tránsito personal tan peculiar que le llevó del rock’n’roll clásico a la rumba queda reflejado en esta selección, en la que la parte visual es clave: «Pertenezco a la generación bisagra que conoció el mundo preinternet. La información, sobre todo si vivías lejos de los focos urbanos, llegaba con cuentagotas. Yo, al menos, compraba muchos discos únicamente por la información que te daban las portadas y el nombre del grupo. Pero pocas veces me equivocaba», asegura. Pantanito nos lleva de los Cramps a los Chunguitos en un magnífico salto mortal que desprendre pasión por la música: «Son estas tres, pero ya me estoy acordando de otras: Ana Curra en ropa interior en El Acto y la lividez de Eduardo Benavente en Los singles, los huevos fritos y la paella armada de 091, The Stooges sobre la alfombra en Fun House, cualquiera de las de Josetxo Bicho…».

‘THE GRAVEST HITS’, DE THE CRAMPS (1978, A&M Records)
«La malignidad del rocanrol con luces y sombras. Aunque repetían la famosa estética del disco With the Beatles y de muchas otras bandas de garage, para un chaval de pueblo que quería ser rocker, esta portada fue un pelotazo. Después de ellos, la mayor parte de la música que oía hasta ese momento quedó ñoña y floja. Algunos se libraron (Siniestro Total, Ilegales, los primeros discos de la Frontera, los primeros Trogloditas, Parálisis), pero The Cramps fueron definitivos para mi en ese momento y aun lo son hoy día.
Tengo que decir que el concierto que recuerdo como el más importante de mi vida justamente fue de ellos en un Azkena Rock, y a sabiendas que ya no eran lo que fueron. Aún así, no se podía hacer mejor rocanrol… De ellos aprendí una lección que utilicé mucho a posteriori. Se podía reivindicar música antigua sin caer en el plagio, la repetición o la imitación sin más, aportando tu visión y sustentándola sobre cosas ya hechas, para intentar llegar más lejos.»

‘LIMOSNA DE AMOR’, DE LOS CHUNGUITOS (1979, Odeon)
«Cuando este disco llegó a mis manos por casualidad (no lo compré yo…), con la portada toda desgastada y llena de rotos, ya estaba crecidito, vivía en Barcelona y tenía una buena colección de discos, pero bastante monoestilística.
Supuso un punto y aparte para mi trayectoria musical posterior. Siendo andaluz, es muy difícil no escuchar flamenco y rumba, pero al ser rockero todos esos estilos y maneras habían quedado relegados al bagaje cultural pasivo que, queramos o no, todos tenemos. Sobre ese bagaje, aprisionándolo, se encontraban multitud de bandas anglosajonas. Cuando me encontré con esos tres gitanos, “renegríos” y “peluos” como ellos solos, solo pude pensar que a la vera de ellos Iggy and the Stooges, por ejemplo, parecían escolares a la hora del recreo.
Por otra parte, la música era fantástica. El productor y arreglista Eddy Guerin creo que había tratado de alejarse del sonido barroco de sus competidores, Los Chichos, dotando al disco de un groove a medio camino entre el pasodoble y el hard funk de lo más efectivo y original, al menos para mi.
Aunque yo ya oía ecos en mi cabeza desde hacía algún tiempo, con este disco sufrí primeramente una revelación para continuar con una sincera conversión. Después de este disco, para mi ya nada fue igual…»

‘MÁS ACHILIFUNK’, RECOPILATORIO DE TXARLY BROWN (2009, Lovemonk) y ‘FUTURE PRIMITIVE’, DE VENEREANS (2009, Tic Tac Records)
«Estos dos discos me permito la licencia de tratarlos como uno por varios motivos. Musicalmente no supusieron gran cosa para mi, ya que el primero juntaba rumba orgánica con electrónica internacional con resultados, a mi juicio, no muy interesantes, y el segundo es el de unos chicos castellonenses jugando a ser Minor Threat. Las dos ideas son muy buenas pero…
Por otra parte, los dos coinciden en una estética muy extendida como es fusilar elementos reconocibles o portadas completas de discos célebres consiguiendo, en este caso, no morir en el intento. Esto se ha hecho mucho, pero los resultados no siempre han sido capaces de trascender la mera imitación estética.
Más Achilifunk no lo compré, ya que aparezco en él, y como Txarly siempre ha sido uno de mis mentores, lo recibí de su mano. Me maravilla no solo el colorido y el diseño glamouroso sino la mezcla de lo latino, lo negro y lo gitano, grandes parias sociales pero que con su música han hecho nuestra vida mejor. Sin negros no hay rocanrol; sin gitanos no hay flamenco y sin latinos no hay rumba. Para mi esta portada sintetiza todo lo que me gusta de la música que escucho.
El disco de Venereans sí que lo compré. Aunque no lo escucho mucho, me decidí exclusivamente por la imagen de portada. Eso de fotocopiar a lo cutre la portada del Soy gitano de Camarón y colocarle un ojo de cíclope en toda la frente me pareció de lo más subversivo. Posiblemente miren por encima del hombro todo lo que suene a flamenco y rumba (esto es de mi cosecha…) pero reconozco que me fascinó y, además, me he reído mucho con la ocurrencia. También pienso que tocar a un totem como José Monge Cruz de esta manera solo es posible desde el underground minoritario, ya que si sus seguidores lo vieran los correrían a pedradas, dada la categoría de semidios que tiene el cantaor. Pero lo hicieron…»