
1997 / Pocos grupos en la historia del rock español han tenido una ascensión tan fulgurante como Dover, que en pocos meses pasaron de ser unos completos desconocidos a triunfar por todo el mundo. Todo fue culpa de Devil came to me. ¿Y de donde salió aquel demonio?
El diseño de la portada es de Jesús Antúnez, batería del grupo y también diseñador gráfico, como aparece en los créditos del disco. Pero fue en la web Hausofdover donde leímos por primera vez la curiosa historia de aquella imagen. Ojeando una revista Antúnez topó con una fotografía de Ara Güler, prestigioso fotógrafo turco que retrató como nadie la Estambul de los años 50 y 60. Le llamó la atención la mirada penetrante de un hombre que sostenía un vaso con su mano derecha. Era una escena en un bar y le acompañaban otros clientes. Y fue retocando aquella foto y añadiéndole elementos hasta llegar a la portada que todos conocemos. El demonio es mucho más siniestro, pero es la mirada de aquel hombre turco la que nos atrapa. Incluso se le distingue todavía la camisa.

Devil came to me fue el gran bombazo del sello Subterfuge. Y el billete que permitió al grupo fichar por una multinacional, EMI, que incluso les proporcionó un sello propio, Loli Jackson Records. De Devil came… y su demonio se vendieron más de medio millón de copias en pocos meses. Y todavía recordamos himnos generacionales como el que da nombre al disco, Senerade o Loli Jackson. Con la inconfundible voz de Cristina Llanos, que recorrió salas y festivales de todo el mundo.
La canción
‘SERENADE’. En los años del grunge nos habíamos acostumbrado a vibrar con esos momentos íntimos de voz y guitarra que estallan de golpe y desatan una tormenta. Serenade va de menos a más, la voz de Cristina Llanos parece ir al límite y el estribillo solo puede corearse a gritos.