Corcobado, distopias y tinieblas


Portada de Somos demasiados de Javier Corcobado

2019 / Con Javier Corcobado casi valdría la pena a arriesgarse con aquello de artista inclasificable, tan manido y tan gratuito en la mayoría de ocasiones. Pero es que ya son una veintena de discos y más de 30 años en el mundo de la música estando siempre en el underground del underground. Ha tocado valses, coplas, electrónica, la distorsion más salvaje… lo que haga falta. Hasta convertirse en el crooner apocalíptico que aparece en la portada de Somos demasiados (Intromúsica Records), editado en 2019.

La imagen corresponde al vídeoclip de la canción que da nombre al disco. Corcobado canta dentro de una especie de búnquer, acompañado de dos mujeres embarazadas bajo las alarmas antiaéreas. La letra, obviamente, habla de la superpoblación del planeta, de la emergencia climática y de la sorprendente capacidad de autodestrucción desarrollada por el ser humano. Una autocrítica implacable: «No somos normales, pero somos reales».

El videoclip es obra del artista audiovisual Khuruts Begoña, autor del cortometraje Chófer en el que Corcobado se estrenó como actor en 2015. Javier le propuso un par de referencias para lo que él imaginaba que debía ser el vídeo de Somos demasiados. Por un lado, el Simply Irresistible de Robert Palmer; por el otro, la interpretación de First we take Manhattan que Leonard Cohen grabó en la televisión alemana en 1988 (por cierto, vale la pena recuperar ambos vídeos). El resultado, con bailarinas incluídas, es altamente inquietante. Como la portada. Una metáfora de un mundo en descomposición.

Corcobado inició su carrera con grupos como 429 Engaños, Mar otra vez o Demonios tus ojos coincidiendo con los primeros años del indie español. En los 90 grabo junto a Los Chatarreros de Sangre y Cielo y en las últimas décadas ha ejercido de cantautor raro y desatado, libre de corsés estilísticos. Además, ha escrito diversos libros de poesía y novela.

La canción

‘AGRADECIMIENTO’. Esta pregaria empieza con una perturbadora intro en alemán y sorprende al desembocar en un ritmo power pop sobre el que Corcobado recita muy a lo Nick Cave un texto en el que brinda  agradecido. Repite parabienes como si de un rito se tratase para acabar acelerando hacia el punk el mismo mantra hasta el final.