José María Granados, rey por un disco


Portada del disco tributo a José Maria Granados

Si los tributos (merecidos, como este) suelen ser entrañables, todavía lo es más cuando el homenajeado continúa al pie del cañón y puede participar de la fiesta, como sucedió el pasado mes de diciembre en la Sala Rockville de Madrid. Allí José María Granados se subió al escenario junto a algunos de los músicos que han hecho realidad este disco tributo. Granados fue uno de los pioneros de la Movida al fundar Mamá a principios de los 90. Más tarde pasó por bandas como Restos, Frenillos, Buenas Vibraciones o La banda del otro lado, además de componer para otros compañeros. En los últimos años ha continuado en solitario, aunque en este disco se le ha añadido execelente compañía. Participan Álvaro Tessa, Ardillas de Dakota, Ecléctica, Fernando Martín, La Granja, Hombres G, Los Limones, Yago Fernández y Víctor Fraile, Miguel Costas con Alarmantiks, Un pingüino en mi ascensor, Los Secretos y Txetxu Altube. El disco lo edita Vinylroute.

Ya sabéis que aquí nos gusta fijarnos en las portadas, y aquí lo gracioso es que Granados, a quién el negocio de la música quizás no haya tratado demasiado bien, se merecía que los compañeros de profesión lo aupasen en hombros como al mismísimo rey. La portada es una réplica de la que es, seguramente, la portada más copiada de la historia del rock: la que ilustró el disco de Elvis Presley de 1956 (diseñada por Ray Lowry). Luego The Clash la encumbrarían con London Calling y también inspiraría a infinidad de grupos, entre ellos a Siniestro Total y su gaitero enloquecido.

LA ÚLTIMA VIDA DE UN GATO’. Txetxu Altube lleva al terreno de su voz sedosa esta proclama hedonista de José María Granados y sale airoso en una versión aún más intimista que la original o la conocida revisión de Los Secretos, a base de aferrarse a un arreglo acústico de guitarra, piano y cuerdas. No es la primera conexión entre las voces del líder de los Madison y Enrique Urquijo, ya que hace unos años interpretó por entero el primer disco en solitario de Enrique en la sala Alfa de Barcelona ante un público maravillado, y unos años después aparece cantando Volver a ser un niño en el directo de homenaje grabado en el Wizink.