Raimon, Miró, Espriu y el alma folk de Woody Guthrie


Portada de Cançons de la roda de temps de Raimon

1966 / Del mítico plátano que Andy Warhol pintó para la Velvet Underground al Delacroix que ilustraba el Viva la vida de Coldplay, el contacto entre pintura y rock nos ha dejado innumerables portadas a lo largo de la historia. A nivel nacional, uno de los mejores ejemplos es el de Cançons de la roda del temps. Y escogemos este segundo LP de Raimon porque ensamblaba un trío artístico excepcional: la portada del pintor Joan Miró; los poemas del escritor Salvador Espriu y, obviamente, la voz del músico valenciano.

Esa voz fue una de las que atizó con más fuerza al franquismo. Raimon recogía la tradición musical del folk norteamericano en su vertiente más Woody Guthrie, la de la crítica social. Y la historia que acabó desembocando en Cançons de la roda… comienza en aquel París que acogía a tantos exiliados en los años oscuros de la dictadura. Raimon y Miró se conocieron en la capital francesa gracias a la intermediación del periodista Alberto Oliveras. Raimon ya había padecido los recortes de la censura y Miró apreciaba sus canciones. Cuando poco tiempo después el músico le pidió que ilustrase un disco centrado en la obra de Salvador Espriu, no lo dudó. Aquel mismo año, el pintor incluso asistiría al célebre recital en el Teatro Olympia de París.

Portada de Quan l'aigua es queixa de Raimon

El hecho de disponer de una portada del mismísimo Miró fue clave para que Raimon pudiera convencer al sello Edigsa de que editase un trabajo tan complejo como Cançons de la roda… Para Miró la experencia también debió ser positiva, ya que a partir de entonces sus pinturas ilustraron portadas de decenas de discos. En 1974, por ejemplo, cedió una pintura suya para el tercer trabajo de Maria del Mar Bonet y en 1979 volvió a colaborar con Raimon en Quan l’aigua es queixa (en la imagen superior).

Gran aficionado a la música, Miró fue amigo de diferentes cantantes y compositores, como por ejemplo Édgar Varese, a quién llegó a invitar a su casa de verano de Mont-roig. También mantuvo una buena relación de amistat con Raimon, con diferentes encuentros en Barcelona y Mallorca. Una relación que, afortunadamente, dejó huella en forma de discos.

La canción

CANÇÓ DEL PAS DE LA TARDA. El poema de Espriu glosa las últimas horas de sol del día en un marco bucólico y rural y Raimon consigue adaptar un arreglo que como en el resto de los momentos o situaciones del día que afronta el disco, es austero, muy al estilo del cantautor. En este caso, sin embargo, la musicalidad de los sencillos acordes sirve para reforzar el mensaje de tranquilidad y calma del poema.